Crímenes y pecados
Todos nos enfrentamos en nuestras vidas con decisiones agonizantes, elecciones morales. Algunas son a gran escala. La mayoría de las elecciones son inferiores. Pero nos definimos según las que hacemos. De hecho, somos la suma total de nuestras elecciones. Los eventos se desarrollan tan impredeciblemente, tan injustamente, que la alegría humana no parece haber sido incluida en el diseño de la creación. Sólo somos nosotros, con nuestra capacidad de amar, los que le damos sentido al universo indiferente. Y sin embargo, la mayoría de los seres humanos parece tener la habilidad de seguir intentando e incluso de encontrar la felicidad en las cosas sencillas como su familia, su trabajo y en la esparanza de que las futuras generaciones puedan comprenderlo mejor.
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