Pesimismo emancipador

Yo creo en un pesimismo emancipador. Creo que la sociedad de consumo en la que vivimos hace alarde de un optimismo ingenuo generalizado. Cuando se habla de amor, la idealización del sentimiento termina antes en frustración que en felicidad. Pero hay una diferencia: no es lo mismo decir “el amor es una mierda” que “el amor, por suerte, nunca cierra”. Entiendo que este pesimismo te libera del verdadero pesimismo que está puesto en la idealización ingenua del amor.

El imperativo por gozar te frustra, no te permite gozar. De ahí el pesimismo emancipatorio, más en esta sociedad marcada por el placer inmediato y el utilitarismo vincular.

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