Me puse a pensar en el destino...

Ese concepto loco que nos hace no ser realmente responsables por el curso que toman nuestras vidas. Que todo está predestinado, escrito en las estrellas.
Tal vez eso explica por qué, si vivís en una ciudad, donde ni siquiera podés ver las estrellas, tu vida amorosa tiende a sentirse un poco más al azar.
Y hasta si cada relación, cada beso, cada vez que alguien sale lastimado, es preordenado por algún catalogo cósmico... ¿Todavía podemos dar un paso erróneo y seguir nuestro camino personal? No pude evitar preguntarme... ¿Es posible cometer un error y perder nuestro destino?

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